Manejo de suelos volcánicos
La desertificación es la pérdida total o parcial de la fertilidad de un suelo, resultante de diversos factores, principalmente la variación del clima y la actividad humana.
En los últimos 50 años la desertificación ha avanzado un 1% cada año en distintas zonas del mundo, y para 2030 se necesitarán 300 millones de hectáreas más para la producción de alimentos.
Esto le da importancia al aprovechamiento de suelos antes poco practicables por el desconocimiento de su manejo agronómico. Por ejemplo, el suelo volcánico, suelo derivado de erupciones volcánicas anteriores, que tienen una viabilidad agronómica prometedora.
Suelo volcánico
El suelo volcánico ya ha sido usado para el cultivo a nivel nacional en las Islas Canarias. En Tenerife, bajo la lava y ceniza se practican agujeros para llegar al suelo vegetal original, de manera que el material volcánico actúa como una lona que evita la pérdida de agua y retiene la humedad. Y en la isla de El Hierro, ha conformado desde los años setenta un espacio para el cultivo hasta ser la principal área de producción nacional de piña tropical.
Esto es gracias a que el suelo volcánico (mayoritariamente conocido como Andisoles o Andosoles) tiene propiedades que lo hacen fértil. Estos suelos tienen una gran estabilidad, lo que le permite ser usado varias veces sin rebajar su fertilidad. Además, tienden a acumular materia orgánica, y poseen un contenido nutricional apto, aunque algunos tienen deficiencias en N y P, macronutrientes esenciales, y hay que tenerlo en cuenta.
Roca volcánica
No debemos confundir el suelo volcánico, con la roca volcánica derivada inmediatamente de las erupciones volcánicas. Las condiciones que se dan en el suelo al poco tiempo de la erupción son completamente infértiles.
Para que la zona afectada vuelva a ser cultivable habrá que esperar a su transformación en un suelo propiamente dicho, lo cual requiere un proceso de degradación. Son suelos de roca volcánica, por lo que no va a crecer nada en cientos de años y no serán utilizables. En 15 o 20 años comenzará a verse algo de verde (liquen), pero nada de agricultura.
El proceso natural de transformación
Para que la roca volcánica se transforme en suelo volcánico, han de darse factores climáticos, biológicos y microbiológicos. Primero, la lluvia ha de arrastrar la ceniza y la tierra a zonas donde se acumularán y generarán condiciones químicas propicias. Éste es un proceso que puede llevar de 25 años a cientos.
Tras este primer acondicionamiento, el viento trae las primeras semillas de gramíneas, aptas para colonizarlo, como Saccharum spontaneum, fijadora de nitrógeno.
Aquí es vital la presencia de microorganismos simbióticos fijadores de nitrógeno, generalmente presentes en la cubierta de la semilla de las gramíneas, que ayuden al aprovechamiento de los pocos recursos del suelo. Primero son bacterias diazotróficas, y posteriormente aparecen los hongos micorrizas, mejorando la toma de nutrientes (sobre todo N y P)y la capacidad de resistir estreses.
Todo lo anterior mejora las condiciones del suelo, permitiendo la colonización paulatina por leguminosas como Calopogonium muconoides y Centrosema pubescens. La combinación de gramíneas y leguminosas acelera x10 la regeneración del suelo, y permite la llegada de nuevas especies y microorganismos.
Por último, encontramos la revegetación por árboles como Populus maximowicizii, Betula platyphylla, Salix sachalinsis, en ocasiones de ramas sepultadas rebrotadas. Este suelo ya es habitable tanto por herbáceas como por leñosas, y puede utilizarse para la agricultura.
El papel esencial de los microorganismos
Como hemos visto, sin la presencia de los microorganismos, es inviable la colonización vegetal. Hay investigaciones que analizan erupciones recientes para estudiar los primeros microorganismos que colonizan la roca volcánica, e identificar cuáles de ellos tienen actividad PGPR (actividad beneficiosa para la planta)
Estos estudios buscan identificar los microorganismos que colonicen más fácilmente la roca volcánica y además tengan un mejor efecto en el acondicionamiento vegetal del terreno. Un número mayor de estudios sobre los microorganismos colonizadores puede aportar manejos nuevos de suelo volcánico joven para acelerar e incrementar su fertilidad.
Por ejemplo, en la reciente erupción del volcán en La Palma se está recabando gran cantidad de información que podrán servir a futuro en un mejor acondicionamiento, y más rápido, del suelo volcánico para su uso agrícola.
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