¿Cómo afecta el cambio climático a la agricultura?
El cambio climático hace referencia a los cambios a largo plazo de los patrones climáticos, como la temperatura y las precipitaciones. Estos pueden ser naturales como consecuencia de las variaciones del ciclo solar, pero desde el siglo XIX son las actividades humanas el principal motor debido a la revolución industrial.
Como consecuencia, se está dando un calentamiento global, promovido por la acumulación de gases dentro de la atmósfera terrestre. Han existido variaciones siempre, pero actualmente estamos viviendo una marcada aceleración, principalmente debido a las grandes emisiones de CO2, la desforestación y la destrucción de ecosistemas.
Los cambios de temperatura son obvios y no solo afectan al ser humano y agravan la contaminación, sino que hacen que la agricultura sufra cambios en los cultivos y tiempos de cosecha, además de propiciar la pérdida de producciones debido a la sequía, lluvias torrenciales, deshielo de los polos, olas de calor y reducción de la biodiversidad entre otros.
Los efectos del cambio climático ponen en riesgo la actividad agrícola, siendo el mayor reto ambiental al que se enfrenta la humanidad.
Consecuencias del cambio climático sobre la agricultura
La agricultura es extremadamente vulnerable ya que el aumento de las temperaturas puede terminar por reducir la producción de cultivos deseados, provocando a la vez la proliferación de malas hierbas y plagas.
Son numerosas las investigaciones que cuantifican el impacto de las consecuencias del cambio climático sobre la agricultura, seguridad alimentaria y el bienestar humano.
Los principales efectos directos que el cambio climático puede tener sobre la agricultura son los siguientes, pero no los únicos:
– Temperaturas más cálidas y precipitaciones más escasas, que afectarán directamente a los cultivos de las regiones del sur europeo, los cuales sufrirán con mayor impacto estos cambios
– La variabilidad climática, dificulta la planificación de las actividades agrícolas
– Alteraciones de las épocas de floración y cosecha, adelantándose en algunos cultivos retrasándose en otros como los frutales, los cuales necesitan acumular horas de frío invernales para salir de la latencia
– El aumento del nivel del mar amenaza la valiosa agricultura de las islas y costas
– Aumento de proliferación y propagación de plagas y enfermedades en zonas donde antes no existían, como consecuencia del incremento de las precipitaciones combinado con altas temperaturas que podrían favorecer la aparición de hongos, insectos y vectores biológicos
– Disminución de la diversidad biológica en algunas zonas ecológicas más frágiles, como manglares y selvas tropicales
– Degradación y erosión del suelo, comprometiendo la fertilidad
– Desequilibrio en la producción de alimentos mundial
Estrategias para la mitigación y adaptación de la agricultura al cambio climático
Actualmente existen numerosas iniciativas para la introducción de nuevas actuaciones contra el cambio climático en el sector agrícola, para reducir las consecuencias de la variabilidad del clima y del cambio climático, pero es necesaria la cooperación individual, estatal y empresarial para conseguir un efecto notable en el planeta.
La principal estrategia es la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (CO2, CH4 y N2O), muy presentes en las industrias ganaderas, agrícolas, energéticas, minas…, a través del uso de energías renovables, la implementación de políticas y programas que apoyen la reducción de la emisión por parte de las empresas, y las estrategias locales de adaptación.
Además de reducir las emisiones de estos gases, podemos acelerar su eliminación mediante el aumento de los sumideros de CO2(conservación de los ecosistemas agrícolas), el empleo de variedades de cultivos resistentes a enfermedades (menor uso de recursos biocidas) y la rotación de los cultivos que optimicen el uso de los recursos hídricos.
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